*Archivado desde Enciclopedia GER 2 de marzo de 2012
La costa occidental de A. M. fue habitada por los griegos desde el segundo milenio antes de Cristo (v. AQUEOS; DORIOS).
1. La costa: Jonia. Durante el s. VIII a. C. algunas ciudades de Jonia (v.), como Mileto (v.), intervinieron activamente en la colonización griega del mar Negro y en Egipto; Focea (v.) llevaba la iniciativa en la colonización en Occidente y Samos (v.) comerció ca. el 630 a. C. con Tartessos. La costa formaba multitud de entrantes y salientes, en valles muy fértiles, que pronto se poblaron de ciudades que mantuvieron unas relaciones comerciales muy intensas con los vecinos Imperios orientales. Los poemas homéricos, compuestos ca. el a. 700 a. C. (la Odisea es quizá algo posterior) son la gran creación de Jonia y en ellos han quedado multitud de documentos que describen la vida en las ciudades jonias de A. M. en el s. VIIIVII a. C. La forma de gobierno es la monarquía. Aparece también un consejo de ancianos y una asamblea popular. Homero menciona una serie de profesiones, como heraldos, carpinteros, cantores, adivinos, comerciantes y médicos. Jonia tenía una industria de trabajos finos en oro y plata. Mantenía relaciones comerciales con los fenicios (v.), de quienes recibía algunos productos. Otras actividades eran la pesca y la piratería. Los hombres trabajaban la tierra y los nobles se dedicaban a la cría de caballos, tan necesarios para la guerra. Las mujeres se encargaban de los quehaceres domésticos. Frecuentemente había competiciones agonísticas, certámenes de música, danzas y banquetes. El nivel de vida que describe Homero es bastante elevado. En el s. VII a. C. las ciudades de la costa se habían desarrollado considerablemente adquiriendo su peculiar carácter. Había diferencias grandes entre unas ciudades y otras; así, la prosperidad de Colofón se basaba en la explotación de la llanura interior en el s. VI a. C. entró en decadencia ante la conquista lidia; la de Focea en el comercio con las colonias de Occidente; la de Mileto con Egipto y con sus colonias del mar Negro. Éfeso (v.) era un centro comercial importante, relacionado con el mundo semita, como lo indican sus marfiles. La pequeña ciudad de Priene (v.) sufrió muchísimo bajo lidios y persas. Era una zona agrícola importante. Los habitantes de Clazómenas tenían fama de inquietos.
La costa de A. M. en estos siglos alcanzó un gran nivel económico y sobre todo cultural; el más grande de los sabios de esta zona de A. M. fue el fenicio Tales de Mileto (v.), que se planteó el problema del origen del universo. Cultivó también la geometría. Midió la altura de las pirámides por la sombra y creía que la tierra flotaba en el agua. También estudió otros muchos aspectos de la naturaleza, como los vientos, la evaporación y condensación, la temperatura, el magnetismo, etc. Le sucedió su discípulo, también milesio, Anaximandro (v.), para el que la sustancia primordial era una materia neutra a la que llama infinito. Su inmediato sucesor en Mileto fue Anaxímenes (v.).
La invención de la moneda por los lidios, empleada en principio para pagar a las tropas, facilitó enormemente las transacciones comerciales. En el s. VI a. C. muchas ciudades griegas acuñaban monedas. La isla de Cos y la ciudad de Mitilene en Lesbos exportaban vinos y también las ciudades dorias del sudoeste. La región de Caria fue famosa por la miel; la isla de Rodas (v.) por la esponjas, Eritrea y la isla de Nísyros por las piedras de molino, Colofón por la resina, Cnido (v.) por los pastos, Cauno por los higos, Esmirna (v.) por los camarones. Mileto continuaba siendo famosa por sus tejidos de lana que exportaba hasta Etruria y por su industria de muebles (s. V). Había en los alrededores muy buenos rebaños de ovejas; el tirano Polícrates de Samos importó ovejas milesias, cuya lana era la más fina del mundo griego. La costa de A. M. sostenía un fuerte comercio de importación y exportación. Recibía trigo de Egipto y de los escitas pescado salado del mar Negro, plata y vino de la costa de Tracia y Quíos; Focea traía metales de Tartessos, y Samos cobre de Chipre. El Ática exportaba aceite, Corinto cerámica y las islas de Naxos y de Paros mármol.
2. Lidia. Los lidios se establecieron en la región del río Hermos, situado entre el reino de Frigia (v.) y la costa jónica, donde fundaron un reino cuya capital fue Sardes. El creador del Imperio lidio fue el rey Giges, fundador de la dinastía Mermnada, que reinó en la primera mitad del s. VII a. C. La estructura política de este reino era de tipo feudal y extendió sus dominios por todos los territorios situados al oeste del río Halys. En tiempos de Ardis, sucesor de Giges, los cimerios invadieron A. M., ca. el 675 a. C. Este pueblo procedía de las estepas del sur de Rusia y a través del Cáucaso penetró en A. M., logrando destruir el reino frigio. Las ciudades griegas de la costa intentaron la defensa; para esta guerra Calino de Éfeso, como Tirteo en Esparta, compuso sus elegías guerreras, pero no pudo impedir que el famoso Artemision de Éfeso fuese saqueado, al igual que otros templos y ciudades. Los lidios se rehicieron después de la invasión y extendieron su dominio hasta la costa, conquistando en el a. 627 a. C. Esmirna y poco después todas las ciudades griegas costeras, menos Mileto. En esta etapa la monarquía y pueblo lidio estaban profundamente helenizados, por lo que la soberanía lidia no fue pesada para los griegos de A. M.
Pronto la monarquía, como forma política de gobierno, cedió el paso en muchas ciudades a gobiernos democráticos. Las guerras con los lidios arruinaron a multitud de ciudades y repercutieron en el comercio. En Lidia aparecieron las primeras tiranías; por lo menos la palabra tirano parece ser de origen lidio. El más famoso fue Polícrates, de Samos, ciudad eterna rival de Mileto. A partir del a. 535 a. C. Polícrates construyó una buena flota, para erigirse en paladín de la libertad de las ciudades griegas del A. M. contra los persas. Mantuvo buenas relaciones con Amasis de Egipto. Durante dos decenios, Samos, al igual que Atenas bajo los Pisistrátidas, o Siracusa bajo Hierón, se convirtió en el centro cultural más importante de Grecia; Ibico de Regio y Anacreonte de Teos visitaron la corte de Polícrates. El tirano hizo grandes obras públicas, como la reforma del puerto, la reconstrucción del templo de Hera y también perforó un monte para la traída de aguas.
3. Dominio persa en la costa de Asia Menor. Samos se enfrentó con su rival Mileto, a quien apoyaban los persas. En el a. 521 a. C. Polícrates cayó en manos del sátrapa de Sardes, que le quitó la vida. En esta época hubo varias revueltas sociales; en Mileto la base de la tiranía fue la lucha continua entre campesinos y comerciantes. En Quíos también hubo luchas sociales en la primera mitad del s. VI a. C. En Mitilene, en el s. VI a. C., el gobierno se encontraba en manos de un consejo y de la asamblea popular. Ca. el a. 600 a. C. hubo una lucha por el poder y las familias nobles intentaron hacerse con él, hasta que Pítaco, uno de los siete sabios de Grecia, fue elegido jefe absoluto por un periodo de 10 años. Pítaco no cambió la constitución, se contentó con introducir nuevas leyes, que fueron pintadas en tablas de madera. El poeta lírico Alceo (v.) se opuso con sus poemas a Pítaco; sin embargo, el juicio de la posteridad le ha sido favorable.
La estructura política y económica cambió en A. M. con la anexión por parte del Imperio persa de estos territorios. En el a. 547 a. C. la coalición formada por Egipto, Babilonia y Lidia sucumbió en la batalla del río Halys. Poco después, la capital del Imperio lidio, Sardes, y su rey Creso cayeron en poder del monarca persa Ciro. La costa griega de A. M. pasó toda ella a poder de los persas. Los habitantes de algunas ciudades, como las de Teos y Faceos, prefirieron emigrar. Los primeros fundaron Abdera, en el norte del Egeo y Fanagoria en el estrecho de Crimea, y los segundos Alalia en Córcega y después Elea en el golfo de Nápoles. Algunas ciudades resistieron, pero el general de Ciro (v.), Harpalo, las sometió e incorporó administrativamente a las satrapías de Sardes y Dascileo. Sólo Mileto conservó cierto grado de autonomía. El yugo persa fue para los griegos de A. M. mucho más pesado que el de los lidios. Dependieron de los sátrapas, quienes instauraron en las ciudades tiranos como Histico y Aristágoras en Mileto. La economía sufrió un duro golpe con la vinculación al Imperio persa, sobre todo los grandes puertos comerciales perdieron mucho de su antigua importancia. Jonia interrumpió su comercio con Egipto, y Mileto, que comerciaba con sus numerosas colonias del mar Negro, estuvo a merced de los sátrapas persas. Éstos construyeron grandes carreteras, que unieron algunas ciudades, como Éfeso, con Susa.
4. Guerras de liberación. El malestar político y económico, que siguió a la conquista persa de A. M., fue la causa determinante de las guerras médicas (v.). Fracasaron el tirano Aristágoras y el sátrapa de Sardes, Artafernes, en la intentona de derrocar la oligarquía recientemente implantada en la isla de Naxos (500-499); Aristágoras vio la salvación en un levantamiento jonio contra Persia, prendió a los tiranos de cada ciudad, que mandaban la flota contra Naxos y proclamó el fin de la tiranía en Mileto. Las otras ciudades griegas siguieron el ejemplo, derrocaron las tiranías y expulsaron a las guarniciones persas. En cada ciudad se nombraron estrategas. Aristágoras primero acudió a Esparta y después a Atenas, que envió una flota expedicionaria de 20 naves. Los jonios de A. M. atacaron e incendiaron Sardes. El levantamiento prendió en las ciudades de la costa helespóntica por el norte y en Lidia y Caria en el sudoeste.
La represión persa comenzó el 497 a. C. y se reconquistaron las ciudades griegas de la Propóntide, del Helesponto y de la Eólide, que aseguraban el control de los estrechos. Aristágoras se vio obligado a huir de Mileto y refugiarse en Mircino (Tracia). Los persas atacaron pronto Mileto. La flota persa venció a la griega, después de la traición de los de Samos y Lesbos, que se pasaron al enemigo, en Lade (494). Mileto fue arrasada, el templo de Apolo en Dídimo destruido y la población deportada al valle bajo del Tigris. El sátrapa de Sardes pacificó a los griegos, hizo un catastro con vistas a un nuevo censo tributario y restauró la democracia en la ciudad.
Derrotado el ejército invasor en Salamina (480) y Platea (479), el ejército griego pasó a la ofensiva. El rey espartano Leotíquidas, que se encontraba al frente de la flota, se dirigió a Samos, donde fondeaba la escuadra persa, que no presentó batalla y se refugió en la costa al abrigo de las fuerzas. Leotíquidas se encaminó al promontorio de Mícale, en la desembocadura del río Meandro; las naves persas fueron quemadas, mientras los jonios de A. M. y los milesios perseguían a los persas. La. batalla de Mícale (479) terminó con el poderío naval persa en A. M., y ocasionó el levantamiento general de las ciudades jonias, que se libraron del gran rey. Los jonios solicitaron entrar en la liga panhelénica dirigida por Esparta. La opinión de Leotíquidas era que los jonios de A. M. debían emigrar a Grecia peninsular; sólo Samos, Quíos y Lesbos fueron admitidas en la confederación. Atenas se opuso a este plan de abandonar la costa de Jonia. En el a. 472 a. C. el rey espartano Pausanias, que intentaba crear en Tracia, con la ayuda de los persas, un punto de apoyo para extender su dominio sobre Grecia, fue arrojado de Bizancio por los atenienses. Se estableció en Colonas, en la Tróade, en inteligencia con el sátrapa de Frigia, Artabazo (v. MÉDICAS, GUERRAS; TEMÍSTOCLES).
5. Liga de Delos. En la confederación marítima áticodélica entraron todas las ciudades de A. M. desde Tróade en el norte hasta Mileto, e islas adyacentes y Caria con Cos, Cárpatos y Rodas. Excepto Samos, Quíos y Lesbos, las demás tenían que pagar tributo a Atenas. A Éfeso, todavía en poder persa, huyó Temístocles (v.), acusado por los atenienses y espartanos de entendimiento con los persas. Artajerjes I le recibió en Susa y le donó varias ciudades de A. M., entre ellas Magnesia de Meandro, donde acuñó monedas con su efigie. Los persas prepararon una flota fenicia, que concentraron en Panfilia. Cimón, almirante de la escuadra ateniense, la atacó en su base del río Eurimedonte (470-466), batalla que liquidó el dominio persa en A. M. y Chipre. Por la paz de Calias (449 a. C.) el gran rey se comprometió a no enviar flota al norte de Faselis en Licia, el puesto más avanzado ateniense en esta zona y a respetar en A. M. una zona desmilitarizada de una anchura de tres días de viaje. En estos años vivieron en Atenas el historiador de las guerras médicas, Heródoto de Halicarnaso (v.), y el arquitecto Hipódamo de Mileto, quien hizo los planos para reconstruir Mileto. De esta ciudad era Aspasia la esposa de Pericles, mujer culta e inteligente.
6. Rebelión de Samos y guerra del Peloponeso (v.). En el a. 441 a. C. Samos se rebeló contra Atenas.. La isla, junto con Lesbos y Quíos, disfrutaba de cierta independencia dentro del Imperio ateniense y no pagaba tributo. El motivo fue que Atenas apoyó a Mileto en una disputa con Samos por la posesión de Priene. Los oligarcas samios derrocaron el régimen democrático, que, como en todas partes, impuso Pericles dentro de la confederación. La flota de Atenas bloqueó la isla, que tuvo que rendirse en el 439 a. C., entregar la flota, pagar tributo en adelante, una fuerte indemnización de guerra y desmantelar sus defensas. Durante la guerra del Peloponeso todas las islas del Egeo favorecieron, como miembros de la confederación áticodélica, la causa ateniense. En el 428 a. C. la isla de Lesbos, con Mitilene, hizo defección de la confederación. El demagogo ateniense Cleón propuso pasar a cuchillo a todos los mitilenenses adultos y vender como esclavos a las mujeres y niños. El castigo fue condenar a muerte a un millar de ciudadanos declarados culpables de la defección; entregar la flota, perder la autonomía y establecer en su territorio una cleruquia ateniense. En el año 414 a. C. Atenas intervino en favor de Amorges, rey de Caria, que quería independizarse del Imperio persa. Darío II consideró violada la paz de Calias y se dirigió contra las ciudades griegas de A. M. e islas. En este mismo año Mileto, Quíos, Mitilene y Metimna en Lesbos, hicieron defección de la causa ateniense. En el a. 406 a. C. la flota ateniense logró una gran victoria al vencer al sur de la isla de Lesbos, en las islas Arginusas, a la escuadra espartana. La guerra del Peloponeso terminó con la rendición de Samos y la victoria espartana (Egospótamos, 405). En virtud de la paz entre Esparta y Persia, aquélla debía devolver al gran rey todas las ciudades griegas de A. M., que habían sido liberadas de la protección de Atenas. La paz entre Atenas y Esparta se hizo contra lo pactado, sin el consentimiento de Persia. Al general espartano Lisandro (v.) se le destituyó para dar satisfacción al sátrapa Farnabazo.
7. Años 405-323 a. C. Ciro el Menor se rebeló contra su hermano Artajerjes II (v.) con el apoyo de los griegos. Esparta entregó a Ciro las ciudades jonias y no al sátrapa nombrado por el rey. Varios capitanes griegos, entre los que se encontraban Jenofonte y Clearco de Bizancio, reunieron un ejército de mercenarios griegos, que partió de Sardes y llegó a Mesopotamia a través de Frigia, Licaonia, Capadocia y Cilicia en A. M. Ciro murió al atacar el cuartel de su hermano. Jenofonte condujo en el a. 400 a. C. el ejército griego a lo largo del Tigris, a través de Armenia hasta Trapesunto, Sínope y finalmente Heracleya Póntica, las tres grandes colonias griegas del norte de A. M. El sátrapa Tisafernes quiso vengar en los griegos de A. M. el favor prestado a Ciro. Éstos acudieron a Esparta, quien envió un ejército en socorro de Sime, pero el cerco de la ciudad había sido ya abandonado por los persas; obtenidos algunos éxitos frente a Farnabaces y Tisafernes, se ajustó la paz con los persas. El caudillo militar de los griegos fue el rey espartano Agesilao, quien en un congreso de los aliados de Esparta proclamó la lucha panhelénica contra los persas y entusiasmó a los oligarcas de las ciudades de A. M. Inició sus campañas en el 396 a. C. Mientras tanto, el almirante ateniense Conón promovió una revolución democrática en Rodas. Agesilao logró una victoria en Sardes. Poco después se vio obligado a volver a Grecia continental.
En el a. 394 a. C. el almirante Conón, apoyado por el oro persa, venció a la flota espartana frente a Cnido. Trasíbulo intentó poco después reconstruir el Imperio ateniense y logró la adhesión de algunas ciudades de A. M. hasta Halicarnaso, pera sucumbió en lucha con los panfilios. Por la paz del 387 a. C., que se firmó en la corte de Susa poco después, conservó su zona de influencia en A. M. Acabada la hegemonía de Tebas estalló una guerra federal entre Atenas y Quíos, Rodas, Cos y el sátrapa Mausolo de Caria, poco antes de Mantinea, a. 362 a. C. Quíos, Rodas y Lesbos obtuvieron la libertad, Mausolo, sátrapa totalmente helenizado, sometió a la isla de Rodas, se rodeó de buenos arquitectos y fortificó Mindos, Heraclea Latmus y Theangela e hizo trabajos en el santuario cario de Zeus en Labranda. En el a. 367 a. C. trasladó su capital a Halicarnaso, a la que hermoseó con buenos edificios, palacio, muralla, teatro y ágora. El famoso Mausoleo, una de las siete maravillas del mundo, fue el templo funerario de Mausolo y de su familia.Filipo II de Macedonia (v.) recibió de Isócrates la idea de unificar el mundo griego y de la lucha contra Persia. En el a. 336 a. C. los generales Parmenión y Atalo con 10.000 soldados pasaron a Asia e iniciaron la liberación de la Propántide y de las ciudades jonias de A. M. Poco después Filipo II fue asesinado. Le sucedió su hijo Alejandro, que heredó de su padre la empresa. Una vez pacificada Grecia, pasó Alejandro a Asia con un ejército de 32.000 infantes y 5.000 caballos. El general persa Memnón, rodio de origen, había restablecido la autoridad del gran rey en todo el noroeste de A. M. Alejandro logró apoderarse de Troya, que fue organizada como democracia. En el río Gránico tuvo lugar la primera gran batalla con el ejército persa a principio del verano del 334 a. C. El ejército persa fue vencido. Alejandro se apoderó de Sardes y liberó las ciudades de la costa de A. M., que le proporcionaron flota y dinero. Se establecieron regímenes democráticos en vez de las tiranías y oligarquías, que apoyaban la causa persa. Se tomaron Mileto y Halicarnaso. Durante el invierno, Alejandro recorrió Licia y Panfilia y atacó a Frigia. En la capital de esta última cortó el famoso nudo gordiano. Mientras tanto, Memnón restableció los regímenes oligárquicos en Quíos y tiránico en la isla de Lesbos, muriendo mientras sitiaba Mitilene. Conquistada A. M. Alejandro cruzó el Tauro y en Cilicia sufrió una grave enfermedad.
8. Asia Menor después de la muerte de Alejandro (13 jun. 323 a. C.). Durante la época helenística A. M. fue escenario de importantes encuentros bélicos entre los diádocos y sus sucesores. En principio perteneció al reino Seléucida y Sardes era la ciudad más importante. En el reparto del Imperio de Alejandro, Eumenes se quedó con Capadocia para conquistarla y Antígono, con Frigia y otros territorios de A. M. Este último emprendió la lucha contra el primero. En el 311 a. C. se reconoció a Antígono el dominio de A. M. Su hijo Demetrio Poliorcetes fracasó en el sitio de Rodas (305 a. C.) y fue vencido, junto con su padre Antígono, en Ipso (Frigia) por la coalición de Casandro, Lisímaco y Seleuco y Ptolomeo, reyes de Asia y Egipto respectivamente (301 a. C.), con lo cual desapareció la idea de unidad del Imperio, pero Demetrio pudo, a pesar de la derrota, mantenerse en algunas ciudades de A. M. Poco después, Éfeso cayó en manos de Lisímaco, cuyo reino era Tracia, y Seleuco se apoderó de Cilicia. La lucha final entre Seleuco y Lisímaco tuvo por escenario Curupedión, junto a Sardes, donde pereció el segundo.
A. M. fue nuevamente escenario de las luchas entre Ptolomeo Filadelfo y Antíoco el 279 a. C.; en la paz (272 a. C.) este último aceptó la conquista del territorio por parte de Filadelfo, quien también intentó atraerse a su esfera de influencia al reino de Pérgamo, pero la victoria en el 256 a. C. de Antígono Gonatas en Cos terminó con el predominio egipcio en el Egeo. Seleuco II fue proclamado rey en A. M. Las naves egipcias en tiempos de Ptolomeo III intervinieron en la costa de A. M.
Las ciudades griegas y los reyes de Capadocia y del Ponto en agradecimiento por la libertad que les había otorgado Antíoco II, apoyaban a su hijo Seleuco II, pero Egipto logró mantenerse en la costa de A. M.; el ángulo SO lo conservó en la paz del a. 241 a. C. En el a. 2él a. C. Antíoco fue vencido en Sardes y se vio obligado a reconocer la independencia de Pérgamo. La reina madre de Seleuco II, Laódice, apoyó a su hijo preferido, Antíoco Hierax y como tutora de éste consiguió la independencia de A. M. Estallada la guerra entre los dos hermanos, los gálatas (v.) derrotaron a Seleuco en Ancira, lo que motivó la separación de A. M. del reino de Seleuco. Eumenes I (263-224) venció a Antíoco Hierax en Sardes y consolidó el reino de Pérgamo. Bitinia, el reino de Ponto, el noroeste y nordeste de A. M., así como Pisidia y algunas ciudades griegas y bárbaras, eran independientes (V. SELÉUCIDA, DINASTÍA; TOLOMEOS, DINASTÍA; MACEDONIA [GRECIA] II).
9. Reino de Pérgamo. El reino de Pérgamo (v.) fue creación de Eumenes 1, sobrino y sucesor de Filetero; el momento de máximo esplendor coincide con Atalo II (241-197), vencedor de los galos, aliados de Antíoco Hierax, en el 230 a. C., en el Caico, junto a Pérgamo; Atalo se adjudicó el título de rey. Pérgamo se convirtió en un centro cultural de primer orden, rival de Alejandría. En el reino de Pérgamo los Atálidas (v.) fundaron pocas ciudades. El reino tenía gran número de esclavos, que fueron un factor importante en las luchas sociales. En esta época el derecho de ciudadanía fue recíproco, como el que Atenas tuvo con Pirene y luego con Rodas y Mileto y otras ciudades. En tiempos de la guerra de Filipo V combatieron los romanos y el ejército de Pérgamo junto a los etolios. En la llamada primera guerra macedónica (215-205) se acabó con la paz de Phoinike (205); Atalo de Pérgamo intervino y el monarca macedón apoyó a Prusias de Bitinia contra el rey de Pérgamo, aliado de Rodas. En el 201 a. C. los rodios y Atalo acudieron a Roma, que se inmiscuyó en las cuestiones de los Estados helenísticos. En la guerra de Antíoco III contra Roma, Pérgamo y Rodas se inclinaron hacia Roma. En Magnesia del Sípilo (190 a. C.) Antíoco III fue vencido por los romanos. En el tratado de Apamea (188 a. C.), Rodas y Pérgamo obtuvieron una importante parte. Bitinia y Capadocia lucharon por su independencia frente a Eumenes de Pérgamo. Durante la 11 Guerra macedónica Antíoco III intentó reconstruir el poder de Siria conquistando ciudades de A. M. y aliándose a los rodios. El sucesor de Filipo V intentó una política de acercamiento a Bitinia y a Rodas. Después de la derrota de Perseo en Pidna (168), Rodas y el reino de Pérgamo perdieron su importancia.
El sucesor de Antíoco IV se atrajo las antipatías, por su carácter despótico, de Atalo II de Pérgamo y de Aniarathes de Capadocia. Ambos Estados apoyaban a Balas, que se hacía pasar por hijo de Antíoco Epífanes.
Eumenes II de Pérgamo, que apoyó la causa romana, fue considerado por muchos griegos como traidor al helenismo. Atalo II luchó con Prusias de Bitinia. Al morir sin sucesión Atalo III (133 a. C.), hijo de Eumenes II, legó su reino a los romanos. En el testamento nombraba a Pérgamo ciudad libre Su hermanastro Aristónico venció en el 130 a. C. a un ejército romano; esta experiencia hizo que los romanos transformaran en ciudades tributarias a todas aquellas que se habían aliado con Aristónico. El reino de Pérgamo se convirtió en la provincia romana de Asia (129 a. C.). Algunos reinos de A. M. no estaban muy helenizados: Capadocia, Ponto y Armenia, p. ej.; sin embargo, la región de Bitinia destacó por su profunda helenización. El monarca más helenizado de estos reinos del norte es Mitrídates VI (v.) Eupator, rey del Ponto, que aspiró a conquistar A. M. y se convirtió en el gran paladín de la independencia de Grecia. En el a. 88 a. C. invadió la provincia de Asia; se le unieron numerosas ciudades griegas y numerosos romanos fueron asesinados. Mitrídates intentó la revolución social en A. M. con la liberación de esclavos y la abolición de las deudas.
V. t.: GRECIA IV; MACEDONIA; GRECIA II; EGIPTO IV.
J. M. BLÁZQUEZ MARTÍNEZ.
V. t.: GRECIA IV; MACEDONIA; GRECIA II; EGIPTO IV. BIBL.: R. MANSFIELD HAYWOOD, Ancient Greece and the Near East, Londres 1965; H. METZGER, Anatolíe 11, Ginebra 1969.